sábado, 22 de octubre de 2016

Cimas III

¿Existe el karma en el amor? ¿Habrá justicia en los corazones de los desventurados?
¿Por qué es tan irreal la mentira del olvido?
Motivemos al amor, al abrazo sin  motivo. Creámonos únicos, puros e irracionales. Fracturemos nuestro corazón una y mil veces, hasta que ya no importe por qué lo rompimos por primera vez.
Que todo amor sea el primero y que cada despedida la última.
Seamos inmunes a la tristeza y voluntariosos en la felicidad.
En cada esquina, a través de cada mirada, una historia no se cumple, un amor no se completa. ¿Por qué el destino se empecina en encaminarnos una y otra vez en dirección contraria?
En la que siempre tomaremos la decisión equivocada y elegiremos errados vez tras vez.
Busquemos argumentos donde no los haya. Racionalicemos lo imposible para creernos cuerdos.
Aquellos pactos que hemos firmado, esas condenas a las que fuimos sentenciados sin siquiera saberlo. La eterna tristeza del efímero recuerdo.
Emborrachemos de vino nuestro corazón y alimentemos de deseo nuestra alma. Aventurémonos en empresas imposibles, en tratos incumplibles, en amores incomprensibles.  
Enfrentémonos a la tiranía de la normalidad sabiéndonos perdedores.
Seamos inocentes en todos nuestros delitos. Creámonos victimarios de nuestros  propios victimarios. Inquebrantables despedazados en mil partes.
Qué elocuencia la del abandono, la de la soledad.
¿Con cuántas historias tropezaremos antes de descubrir la verdadera? ¿Existirá, acaso, la historia que nos haga completamente dichosos?

Pensemos al amor tan sólo como una sucesión de reemplazos. El intento de cambio constante de sentires, comprendiendo imposible  de romper las cadenas de lo ausente.


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