¿Recuerdas las
estrellas desde la arena? Tu cuerpo derrotado esperando por mí. Distante en la
vida. Tumbada sobre la nada con miedo a la desilusión. Rehén de tu propia
aventura. ¿Aún lo recuerdas? Yo lamentablemente creo que lo he olvidado. Dudo
de su existencia. Ya no recuerdo tus labios sobre los míos o tu pelvis golpeado
ferozmente la mía. Han desaparecido de mi memoria, el oleaje y las estrellas. No
recuerdo el calor, ni tus senos. Ni tu mirada perdida percatándote de lo
incorrecto.
En mi cabeza, por
las noches y en los sueños también, nuestra dialéctica corporal se desconoce,
se desentiende. Nuestro espacio-tiempo se pierde ínfimo en la nada. Los recuerdos son tan confusos que la realidad
colapsa ante la ficción. Con una sola mirada nos desconocemos, cada uno sigue
su camino hacia una vida sin destino. Sin nosotros. Nadie se detiene en aquella
esquina en la que nos conocíamos. Ni miraran el amanecer desde aquel muelle.
Pero hay algo que realmente me consuela. Que, tal vez, tú no pases por estos
martirios, ya que, quizás, aún recuerdas
ese día en la playa y todavía atesoras mi torso desnudo acorralándote junto a
las estrellas y tus cabellos cayendo sobre mi rostro. Quizás recuerdes que esa
noche fuimos mucho más de lo que deberíamos haber sido.
Pero si ya lo has olvidado como yo, creo que
deberíamos acordarnos juntos. Al menos solo una vez más.
Por Germán Rodriguez
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