martes, 8 de noviembre de 2016

Sobre viajar

Allá afuera, lejos de tu zona de confort y de la burbuja social que te acorrala, te encuentras con más que montañas y lagos, playas y mares. Allá fuera se agudizan los sentires y las agallas. Te redescubres macabro y solitario agrietado por el tiempo. Te reencuentras con lo que solo habitaba en tu cabeza y abrazas a las personas que solo amaste en sueños. Las tradiciones te invaden ineludibles y certeras. Por un momento, olvidas quien eras para transmutarse en un extraño, en un forastero. Desconoces tu nombre porque fuiste Cholo, Güero, Parcero, Gringo y Carnal. Sembraste arroz en la altura, cargaste bultos tan pesados que meses atrás hubiesen roto tu espalda, dormiste en la nada y pescaste en los lagos más bellos del mundo. Te emborrachaste en Guanajuato, fuiste preso en Bogotá, festejaste el día de los muertos en el Zócalo y te perdiste por las calles de Cali. El golpe cultural te cambió, absorbió una parte importante de tu corazón. Te pisotearon, maltrataron y no te importó. Escupieron sobre tus valores y solo lograron arraigarlos más. Y aun cuando cierras los ojos, recuerdas las interminables partidas de ajedrez en Cusco, los atardeceres de la Rivera Nayarit y el fútbol callejero del DF. Conociste a las personas más asombrosas del mundo y la bondad se resignificó en tu diccionario gracias a ellos. Aprendiste a decir 'te amo' en danés y a insultar en francés. Descubriste un universo nuevo de sabores y sensaciones. Con el paso del tiempo caíste en cuenta de que no viajaste. Viviste en movimiento. Diste un giro copernicano y te conciliaste contigo mismo.

Por Germán Rodriguez



No hay comentarios.:

Publicar un comentario