sábado, 23 de junio de 2018

Jonatán y la muerte del prójimo.


La gorra inclinada le oculta la mirada porque hay cosas que nadie quiere ver, pero él lo hace de todas maneras, con los dientes sucios y el bigote mal afeitado mientras la vida sigue pasando y golpeando duro. Un Refugiado de su propio pueblo a los 22 años, ignorado por los suyos, abandonado por su familia. ¿Cuánta poesía hay en esa resistencia? Yo hubiese caído hace tanto tiempo.
Una historia clásica, una familia disfuncional, un padre borracho. La injusticia y la violencia entran rápido en la ecuación de los más chicos. ¿Todavía los seguimos culpando? A los siete años, ya vivía en la calle porque no hay edad para la inconsciencia.
-          Solo quiero paz – susurra con los ojos cristalinos y yo tampoco pude evitar llorar.
Ahí está el prójimo, tan cerca  tuyo que ni lo ves, tan cerca que apagar la tele no es una opción. Míralo bien, dale una mirada de cerca, se parece bastante a vos ¿no?, a tus amigos, a tu familia. ¿No lo entendes, verdad? No te preocupes la iglesia y el estado tampoco lo hacen. Nosotros no somos el prójimo porque en esta sociedad individual y controlada, el prójimo murió hace mucho tiempo, quizás desangrándose en la cruz.



Por Germán Rodriguez


jueves, 7 de junio de 2018

¿Te importaría caerte del mundo conmigo?


En cada abrazo, hay una ilusión. Y en cada ilusión, una esperanza ¿Por qué no nos dejamos caer?  Quisiera que tu fueses mi nudo para seguir atado al mundo o  a ningún lugar. 
Tú eres mi ilusión, mi esperanza y mi fantasía. Tú eres todo por lo que quiero luchar, por lo que quiero perder, caer y volver a levantarme. ¿Te importaría caerte del mundo conmigo? Porque caer no es un problema si lo hago contigo.
Aquí estoy, sentado solo, esperando alguna respuesta que me haga desatar este nudo llamado amor.

Por Germán Rodriguez.



John, de la basura a la realidad.



La mitad de la vida en el Bronx, la otra mitad en la cárcel.
Veni y háblame de oportunidades cuando te duele la panza. John desde los catorce que vive en la calle, ahora recicla y se cansa de que la gente no lo vea. Esa invisibilidad que cubre la marginalidad. ¿Por qué nos creemos más que ellos?
A las dieciocho le metieron una granada en la boca y a robar, mijo. Y no es una metáfora. ¿Qué tan de mentira parece la realidad cuando la miras con los ojos abiertos?
- Vi una embarazada de siete meses arder– me cuenta con una tristeza que se le escapa por los ojos – gritando, mientras el fuego la cubría, la derretía y  la quemaba junto a su bebe en un container de basura. Todo porque su marido debía plata. Eso pasaba en el Bronx. De algunas cosas no se vuelve, Don Germán. Y el fuego es una de ellas.
La calle es dura, más de lo que nosotros pensamos o podemos imaginar pero John si lo sabe y me lo dice mientras me pasa el bareto y los ojos se le llenan de lágrimas porque la  calle te quita mucho pero no las ganas de llorar.

Por Germán Rodriguez.