viernes, 12 de octubre de 2018

Putas y pobreza, parcero. (El lado b del caribe)

Allá  a lo lejos, donde no llega la wi-fi de los hoteles cinco estrellas, ni los sombreros de mimbre de los turistas, la basura se acumula como las putas en la plaza. Los venezolanos no dejan de llegar con niños y caramelos. Acogidos y extraviados duermen donde pueden. Viven y comen como pueden. Arepa o basura da lo mismo. Uno adivina a Caracas como la  nueva capital colombiana. El exilio es más real de lo que parece. El caribe es el hogar de los que menos tienen pero ellos no salen en la foto, la arena blanca se ve más bonita.
Con las patas embarradas y los ojos perdidos, así se cría la generación que viene. Recicladores de la cuna, porque de la basura se vive y se muere y ellos no paran de renacer. Ya son parte del paisaje. De la selva urbana. El arequipe de cada esquina. Gracias a Dios está el bazuco para olvidar, parcero.
El tiempo pasa y  las putas siguen ahí.  Cazando.  Pagando la carrera y la comida a punta de cartera y cocaína.
Mientras los chamitos se pasean con sus caramelos mirando como la vida les pasa por encima.
Acá no hay playas de agua cristalina, ni mojitos debajo de una palmera.  Acá las calles son un mierdero bien berraco y la cerveza se toma caliente. La gente duerme en cada sombra y la pobreza brilla más que el sol. Acá nada es turismo. Todo es realidad.


Por German Rodriguez
PH: German Rodriguez