Allá a lo lejos, donde no llega la wi-fi de los
hoteles cinco estrellas, ni los sombreros de mimbre de los turistas, la basura
se acumula como las putas en la plaza. Los venezolanos no dejan de llegar con
niños y caramelos. Acogidos y extraviados duermen donde pueden. Viven y comen
como pueden. Arepa o basura da lo mismo. Uno adivina a Caracas como la nueva capital colombiana. El exilio es más
real de lo que parece. El caribe es el hogar de los que menos tienen pero ellos
no salen en la foto, la arena blanca se ve más bonita.
Con las patas embarradas y los
ojos perdidos, así se cría la generación que viene. Recicladores de la cuna, porque
de la basura se vive y se muere y ellos no paran de renacer. Ya son parte del
paisaje. De la selva urbana. El arequipe de cada esquina. Gracias a Dios está el
bazuco para olvidar, parcero.
El tiempo pasa y las putas siguen ahí. Cazando. Pagando la carrera y la comida a punta de
cartera y cocaína.
Mientras los chamitos se pasean
con sus caramelos mirando como la vida les pasa por encima.
Acá no hay playas de agua
cristalina, ni mojitos debajo de una palmera.
Acá las calles son un mierdero bien berraco y la cerveza se toma
caliente. La gente duerme en cada sombra y la pobreza brilla más que el sol. Acá
nada es turismo. Todo es realidad.
Por German Rodriguez
PH: German Rodriguez
Para que haya ricos debe, necesariamente, haber pobres. Que lineas duras querido amigo. Siempre es un placer leerte.
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