viernes, 28 de octubre de 2016

Malaria (microrelato)

El día que la encontré me di cuenta que la vida era tan solo un alboroto de malas decisiones, de caminos errados, de golpes sin acertar y que entre toda esa malaria estaba ella: la muerte.


sábado, 22 de octubre de 2016

Cimas III

¿Existe el karma en el amor? ¿Habrá justicia en los corazones de los desventurados?
¿Por qué es tan irreal la mentira del olvido?
Motivemos al amor, al abrazo sin  motivo. Creámonos únicos, puros e irracionales. Fracturemos nuestro corazón una y mil veces, hasta que ya no importe por qué lo rompimos por primera vez.
Que todo amor sea el primero y que cada despedida la última.
Seamos inmunes a la tristeza y voluntariosos en la felicidad.
En cada esquina, a través de cada mirada, una historia no se cumple, un amor no se completa. ¿Por qué el destino se empecina en encaminarnos una y otra vez en dirección contraria?
En la que siempre tomaremos la decisión equivocada y elegiremos errados vez tras vez.
Busquemos argumentos donde no los haya. Racionalicemos lo imposible para creernos cuerdos.
Aquellos pactos que hemos firmado, esas condenas a las que fuimos sentenciados sin siquiera saberlo. La eterna tristeza del efímero recuerdo.
Emborrachemos de vino nuestro corazón y alimentemos de deseo nuestra alma. Aventurémonos en empresas imposibles, en tratos incumplibles, en amores incomprensibles.  
Enfrentémonos a la tiranía de la normalidad sabiéndonos perdedores.
Seamos inocentes en todos nuestros delitos. Creámonos victimarios de nuestros  propios victimarios. Inquebrantables despedazados en mil partes.
Qué elocuencia la del abandono, la de la soledad.
¿Con cuántas historias tropezaremos antes de descubrir la verdadera? ¿Existirá, acaso, la historia que nos haga completamente dichosos?

Pensemos al amor tan sólo como una sucesión de reemplazos. El intento de cambio constante de sentires, comprendiendo imposible  de romper las cadenas de lo ausente.


domingo, 16 de octubre de 2016

Gallina

Lo vió entrar al bar con un saco que le quedaba horrible.
-          Pero que facha, eh! - Se apuró a decir – Te queda pintado el saco ese.
-          Ándate a la reputisima madre que te parió -  retrucó velozmente “El ancho”
Guzmán. – Dale Gallina, contame por que tanto apuro.
-          Lo que pasa es que yo no sirvo para estar casado, eso pasa. No sirvo para eso. Es así. Mira que me levantó, me miró al espejo y digo “dale gallina, hace un esfuercito”, pero no, no hay caso. No sirvo. Es hora de admitirlo.
-          ¿Para esa pelotudes me hiciste venir?
-          No sirvo, yo lo se, vos lo sabes. No sirvo, pero como se lo digo a la flaca. ¿Qué  le digo? “Mira Inés, no sos vos soy yo” o alguna boludes así. No, la flaca, me mata, literalmente me mata. Y no te exagero, me mata, te lo juro por los nenes, que me mata, saca el chumbo del viejo que tiene guardado en el placard y me mete dos balazos.
-    Yo no puedo creer que me haces venir para estas gansadas, por favor….
- Es que es así, negro, es así. No sirvo. Ya se que me vas a decir que la familia, que los nietos y que la puta que te parió. No sirvo, negro es así. Llanito es.
 - Mira gallina, no se si…
-   Mira no.  Ya me convencí y vos negro me tenes que ayudar con esto.
-   ¿Ayudar? ¿Ayudar con que?
- La tenemos que matar a la Inés. Ya se que suena un poco drástico, pero le di vuelta al asunto. No creas que no le di vuelta. Pero no, no hay otra, créeme que no hay. Si no la matamos, la tenemos que mandar a Haití o alguno de esos países de la loma del culo. Y los dos sabemos que no tengo plata para eso. Apenas tengo guita para un buen vinito y para alquilar algo en el videoclub ese de la vuelta de casa que es una mierda y que encima las películas se ven todas para el orto. Ni una rebobinada te dan. Ni una.
-  Gallin….
- Es fácil. La verdad que la pensé bien, así que no podemos fallar. Mira, ella no tiene a nadie. Pero a nadie enserio. Solo yo y los nenes. Ya empezando por ahí, nadie la reclamaría. Pensá, ¿Quien la va a extrañar? Seamos honesto es una hija de puta. ¿Te acordas la vez que escupió a tu nene cuando la pisó? Una hija de puta. No me podes decir que no.
- Y, pero…
-  Pero nada, una hija de puta. ¿Vos sabias porque yo no iba a jugar al fútbol con usted? No, no era  por que laburaba. Si no laburaba a esa hora.  Era mentira. No iba por que no me dejaba la muy turra. No me dejaba. Ella me hacia mentir. Entendes, lo serio del asunto. No me dejaba. No me dejaba ir.
-  Así que no te dejaba…
- No me dejaba. Así nomás. Me decía no y no. No había con que darle.
- Es tu mujer, vos…
- Te digo más, te acordas que no fui al bautismo de tu hijo. Bueno, no era porque estaba enfermo. Lo que paso, te digo, es que ella decía que tu señora era una trepadora. Que se embarazó a propósito para vivirte y ella no iba a ir al bautismo de un guacho. Guacho le decía a tu hijo. Así le decía ella.
- Que hija de puta.
- Si, una hija de puta. Viste por eso la tenemos que matar. Estuve averiguando y Javier me consigue una pistola. Una 37 creo o algo así. La agarramos cuando llega de trabajar que a esa hora no hay nadie levantado en el barrio ¿Quien esta levantado a las cinco de la mañana? Entonces, ahí la agarramos. Bueno, en realidad, la agarras vos, por que si yo no estoy en casa la policía va a sospechar.
-  ¿Yo?
-  Y si, no queda otra. Mira que lo pensé. Pero si lo hago yo, me van a caer enseguida. Pensá, es la lógica, el marido cornudo que en sed de venganza acribilla a su mujer. No viejo, esa película ya la vi.
- ¿Cornudo?
- ¿Que te parece? No puede fallar.
- ¿Vos estas loco, Gallina? Déjate de joder, mira que...
- Es que es así, viejo. Me canse. No, no señor, no. No voy a ser súbdito de esa bruja toda la vida. No, no va a pasar eso, no viejo, no.  Ya hablé con Javier y a la noche te lleva la pistola a tu casa.
- ¿Que?  Yo no…
- No te preocupes, ya esta todo arreglado. Ni un peso tenes que poner. El numero esta limado y todo.
- Mira, Mario no…
- Ya se que me vas a decir que estoy loco, que la deje y toda esa sarta de bolucedes. Pero escuchame, escuchame un poquito. Ya la pensé, la pensé enserio, y no. No queda otra sino la matamos, ella nos va a matar a nosotros.  Vos te debes preguntar ¿Cómo? ¿Por que me va a matar a mí? Pero si, somos boleta, negro. Nos va a liquidar a los dos sino hacemos algo antes. Sabe que en mi despedida de soltero fuiste vos el que me obligó a acostarme con el travestí. Lo sabe. No se como. La verdad nose, pero lo sabe. Me lo dijo el otro día. Sabe que fuiste vos.
 - Eso fue hace 20 años y yo no te obligue, vos fuis...
- Sabe que me obligaste. No hay con que darle. Sos boleta vos también. Hay que liquidarla.
- No Mario, no...
- Mira… Me esta sonando el celular. Es ella. Ella es.
- Atendé pelotudo, dale.
- No. No la atiendo nada. Basta. Basta de dominación, viejo. Basta de subordinación. Basta. Se termino. Yo no atiendo nada… Hola. Hola, mi amor. ¿Vos? ¿Como estas?.. Bien, yo bien. Yendo a Casa. Si, Si fui. Si, iba a ir tambien pero se me hizo tarde, si. Si, mi amor. Si. Te veo a la noche. Yo también te amo. Te amo. Yo también te extraño. Si mi amor ya voy. Chau.
- Gall…
- Me tengo que ir, Negro. Viste como es. Pero la seguimos. Un día de estos la seguimos. Chau negro, nos vemos.

Dijo mientras apoyaba unos pesos en la mesa y se alejaba por la puerta que daba a la calle Alsina.





sábado, 8 de octubre de 2016

Cimas II

¿Recuerdas las estrellas desde la arena? Tu cuerpo derrotado esperando por mí. Distante en la vida. Tumbada sobre la nada con miedo a la desilusión. Rehén de tu propia aventura. ¿Aún lo recuerdas? Yo lamentablemente creo que lo he olvidado. Dudo de su existencia. Ya no recuerdo tus labios sobre los míos o tu pelvis golpeado ferozmente la mía. Han desaparecido de mi memoria, el oleaje y las estrellas. No recuerdo el calor, ni tus senos. Ni tu mirada perdida percatándote de lo incorrecto.
En mi cabeza, por las noches y en los sueños también, nuestra dialéctica corporal se desconoce, se desentiende. Nuestro espacio-tiempo se pierde ínfimo en la nada.  Los recuerdos son tan confusos que la realidad colapsa ante la ficción. Con una sola mirada nos desconocemos, cada uno sigue su camino hacia una vida sin destino. Sin nosotros. Nadie se detiene en aquella esquina en la que nos conocíamos. Ni miraran el amanecer desde aquel muelle. Pero hay algo que realmente me consuela. Que, tal vez, tú no pases por estos martirios, ya que, quizás,  aún recuerdas ese día en la playa y todavía atesoras mi torso desnudo acorralándote junto a las estrellas y tus cabellos cayendo sobre mi rostro. Quizás recuerdes que esa noche fuimos mucho más de lo que deberíamos haber sido.

Pero si  ya lo has olvidado como yo, creo que deberíamos acordarnos juntos. Al menos solo una vez más. 


Por Germán Rodriguez

lunes, 3 de octubre de 2016

Cimas

Cimas son capítulos breves incluidos es mis primeras dos novelas. Son sentimientos dibujados. Imágenes rotas de personajes averiados. 

Fuimos un paréntesis que no se ha cerrado y que tal vez nunca lo haga. Fuimos una pausa en la historia. En la nuestra. En el mundo.
Somos una sucesión de recuerdos que creamos a propósito para olvidarnos de nosotros mismos. Quienes somos. Quienes fuimos.
Seremos lo que nunca seremos, ese pedacito de amor que se extendió hacia la nada. Esa nada. Abrasiva. Oscura.

Pero al menos hemos sido un respiro para nosotros mismos de nosotros mismos. Un destino solapado disfrazado de otra cosa, de calavera mexicana o de brujo Waka. Que nos dijo lo que no debíamos ser. Sin interferencias, sin interrupciones.

Los años nos han quitado mucho más que juventudes desperdiciadas. Nos han sacado lo más vital de todo. Nos arrancaron los momentos y nos dieron las palabras. Para recordarnos. Como no éramos. Como nos hubiese gustado ser.


A pesar de todo lo que me arrebataron, de algo estoy muy seguro: Que fuimos un paréntesis. Que nos salvamos para perdernos. Que nos perdimos para encontrarnos.


Por German Rodriguez.