viernes, 16 de marzo de 2018

Tormenta


Llovía como nunca antes había visto o escuchado llover. Los vendavales de agua chocaban con benevolencia contra la proa. El cielo se iluminaba a cada rato dejando ver una furia apocalíptica, y el barco parecía a punto de voltearse a cada minuto. Te mentiría si no te dijera que había algo hermoso en todo eso. En cierto punto, acogedor. Quizás porque la lluvia y aquella  violencia desmedida, me recordaban a tu rostro al despedirnos por última vez. Las gotas cayendo por tu particular nariz. Tu voz a punto de extinguirse, rugiendo como una tormenta, furiosa por todas tus decepciones de las que yo también fui parte. Por todos los duelos que no hiciste. Por todas las promesas que cayeron al suelo. No todos las historias perfectas son para todo la vida, lo sé, pero la nuestra si era una historia  de esas que encajan pieza a pieza, una de esas historias de las que todos queremos ser parte y no se cómo todo se derrumbó. No lo sé. Realmente no lo pude evitar. Solo sucedió. Tan real y brutal como esta tormenta y este barco volteándose de lado a lado en algún abismo oscuro del Amazonas.

Por German Rodriguez.



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