jueves, 15 de septiembre de 2016

Sensaciones

Me gustaría presentarme, pero ni siquiera recuerdo mi nombre y no se si alguna vez tuve alguno. Se que soy un hombre triste, algo melancólico y detestable.
Seguramente no me conozca o tal vez me cruce con usted en cada vereda de esta ciudad de la cual tampoco recuerdo el nombre.
Soy una esquina en una noche de desolación. Soy lo que nunca nadie quisiera ser. Un clavel marchito, muerto por falta de cuidado.
A veces pienso y me pregunto si soy una persona o una sensación.
Tal vez sea la soledad o quizás un hombre solo.
Sepa usted que tengo muchas caretas y aunque a veces parezca ser feliz, le ruego que me crea, nunca lo he sido.
- Te amo, no me odies, no me dejes ir – recuerdo gritar.
Tras esa falsa sonrisa los pesares son eternos. Manjares inalcanzables. Espíritus corrompidos una y otra vez.
 Mi intención al escribir este relato no es la de compresión, me creo incomprensible. Es tan solo un anhelo de expresión lo que me obliga a narrar estas tristes líneas.

“Ella se burlo de mi- escribí un día al llegar a mi desdeñada casa de ventanas marrones y paredes descoloridas.

“Ella se burlo de mi” volví a escribir en un mero acto de repetición.

Imaginé tantas maneras de vengarme, oh Dios mió, cuantas atroces maneras imaginé. Ninguna fue posible.

-¿Por qué?- me pregunté una y mil veces - Casi con la misma repetición de la retórica anterior.

-Por que estoy enamorado de ella - Me respondí con un abismal odio hacia mi mismo.

Encendí un cigarrillo y miré a la luna como esperando de aquella efeméride una respuesta que no llegaría.

-Estoy enamorado- repetí nuevamente.

Encendí otro cigarrillo. Volví a pensar, sin haber dejado de hacerlo en ningún momento.

Me di cuenta, tras un gran retraso de pensamientos y sentires que todo era lo mismo.

Me notaba ansioso y vulgar por que sabía que ella no estaba enamorada de mí.

Entonces, ahí fue cuando tomé el arma de debajo de mi cama y apunté a mí mismo, como pidiéndome perdón, sabiendo que no seria capaz de disparar. Sabiendo que soy lo demasiado cobarde para acometer contra mi propia vida

Aquel día me trasformé en sensación. Ella me amaba.

He escrito tanto que me siento un escritor. Créame, no lo soy.
He amado tanto que me creí  enamorado. Sepa que no lo he sido.


Pero hay una sola cosa que he hecho y me ha dado certezas de mi afán. Porque he pensado tanto que me sé un idiota.

Por German Rodriguez.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario