jueves, 15 de diciembre de 2016

Revolucion

Mientras Fidel fuma su último habano, esta vez las balsas se llenan y estrellan en el Mediterráneo. La gente ya no  huye del comunismo. Ni busca la última oferta en las playas Miami. Allá las bombas caen al zon capitalistas, empresarial y satírico de la libertad y la democracia. Ellos corren por su vida. Esas vidas ciegas que no saldrán en los titulares, ni en los noticieros. Que no ameritan. No suman. No restan. No cuentan. Por qué los continentes se segregan y el hombre no es el mismo en ningún lugar. Sus derechos cambian dependiendo del suelo y el precio sigue siendo el mismo.
Mientras tanto la alienación genera la opresión de los sin futuro, de los mudos y  sordos del sistema que no comulgan las palabras del capital. Los tontos de la revolución para los cuales el crudo no es más que un filete sin cocinar.  Esa misma revolución agrietada por el tiempo que duerme en un letargo infinito esperando que alguna generación de valientes la sepa despertar esgrimiendo los ideales de los que no pudieron ser. Levantando la bandera de a los que la historia juzgo mal y lo seguirá haciendo.

Por qué no hay mejor perdedor que un revolucionario.


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