lunes, 17 de abril de 2017

Vida (in) Sana

 La luz me cegó cuando oí el primer disparo. Reí en un mero acto de inconsciencia. La segunda descarga dejó ver un aura de fuego y humo en la noche. El sonido se escuchó por toda la montaña. Volví a reír. Era una declaración de principios. Ya nada importaba realmente ¿Por qué no arriesgarse a que todo valga la pena? Pensé. La respuesta era una verdad demasiado limpia como para pensarla con un escopeta apuntándome directo a la cara.  Decidí dejar de reír. Al menos un poco. El camino de vuelta fue breve, la pendiente no tanto. A veces uno no sabe cuándo está cayendo. El tercer disparo no lo oí.
¿Cuánta mediocridad hace falta para arriesgar la vida? 
Me pregunté antes de tocar la maleza.

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